El valle bajo del río Omo, en el suroeste de Etiopía, al este de Sudán del Sur y alrededor del lago Turkan, en el norte de Kenia en África, es el hogar de ocho pueblos indígenas diferentes, cuya población asciende a unas 200.000 personas. Estas tribus han estado bastante alejadas del resto del mundo moderno y mantienen sus costumbres ancestrales casi intactas. Viven del pastoreo, una pequeña agricultura y la pesca. Además tienen la costumbre de pintarse y adornar sus cuerpos de manera muy llamativa. De ahí surgió el interés del fotógrafo alemán Hans Silvester por capturar imágenes de estas personas que suelen decorar sus cuerpos con hermosos colores y arreglos naturales.
Los Mursi, una de las tribus, tienen una larga historia de pintura corporal, cicatrices decorativas y perforaciones. Tanto los hombres como la mujeres perforan sus orejas para ponerse discos. Las mujeres también suelen poner un plato en su labio inferior aunque esa tradición se está desvaneciendo.
Los niños normalmente se pintan los unos a los otros. Como hay pocos espejos en la región, el efecto está en las reacciones del otro.
Las madres pintan a sus bebés y así se inicia una tradición que dura toda la vida. La pintura blanca en la cara se cree que ayuda a proteger a un niño de lo sobrenatural.
La tribus suelen usar flora y fauna como adornos. Los niños Surma suelen utilizar ornamentos muy creativos en sus cabezas a partir de hojas, ramas, vainas, frutos y semillas. La tribu Mursi suele llevar cuernos, huesos, cáscaras y pieles.
Los pigmentos naturales los extraen de los suelos de la zona. Ocre rojo, amarillo azufre, caolín blanco, piedra caliza blanca y gris ceniza son los principales colores que obtienen.
La piedra caliza blanca actúa como un insecticida contra mosquitos y otros bichos y la arcilla también evita las quemaduras solares.
Pero detrás de este hermoso trabajo hay una triste historia. Estas tribus que nunca han sido parte de la economía formal, prefieren ser libres, regirse por sus propias costumbres.
Sin embargo, el gobierno de Etiopía ha negociado un proyecto muy polémico para ellos: la represa Gibe III que se está construyendo río arriba de sus tierras. Esta será el proyecto hidroeléctrico más grande de África. Se espera que los impactos sociales y ambientales de la presa sean muy graves para estas tribus.
Muchas dependen del ciclo de inundación anual del río Omo para mantener sus cultivos. La presa pondrá fin a la inundación anual y reducirá los niveles de agua en el río y en el lago Turkana.
Además de eso, se han trazado enormes plantaciones de caña de azúcar en sus tierras, cerca de los nuevos canales de riego de la presa, lo que desplazará a muchas tribus.
Como no tienen representación, el gobierno va a tratar de llevar a la fuerza a las tribus y reasentarlos en otro lugar. Y aunque el gobierno etíope dice que las plantaciones crearán puestos de trabajo, será un estilo de vida sedentario y restringido para un pueblo libre, acostumbrado a vivir con la naturaleza.
Puedes informarte más sobre este caso aquí. Todas las imágenes fueron tomadas por Hans Silvester.